divendres, 29 de juliol del 2011

"La Iglesia todavía tiene rasgos imperiales"


Hola a tothom, aquesta és la primera part de tres de l'entrevista que em va fer Miquel Pons Portella del diari Ultima Hora Menorca.

Publica “La migració menorquina a Algèria”: «Los franceses encontraron en los menorquines una gente espléndida, muy trabajadora y poco beligerante. Fue una historia bonita»

Llorenç Olives Galmés (Es Migjorn Gran, 1927) se ordenó sacerdote en junio de 1953 y mantiene un recuerdo pulcro y riguroso de toda su trayectoria eclesiástica y vital. Un currículum que pasa por el trabajo curial y la comodidad de una canonjía (a la que finalmente renunció), pero también por la lucha antifranquista, el obrerismo de influjo francés y el impulso a las ideas conciliares. Una vida azarosa que le ha llevado de la centenaria parroquia de Ferreries a construir con sus propias manos la iglesia de Sant Esteve. Sin abdicar en ningún momento de sus ideales -tanto espirituales como políticos-, mosén Olives reflexiona con lucidez en esta entrevista sobre su larga vida y sobre la actualidad del momento.


- En su blog «Ecclesia Minor», usted se define como «un capellà poc convencional».

- La verdad es que nunca he sido un cura demasiado normal. No cobro ni de la Iglesia ni del Estado, lo cual me independiza y me da una cierta libertad de acción. Nunca me ha gustado el clericalismo. Cuando era joven iba a Es Migjorn con el coche de los payeses, el que conducía en Gomila, con mi sotana y un gran sombrero. Era un cura así como toca, pero pronto no me gustó este papel: no quería ser un personaje ni que me tratasen de señor. Por esto decidí que trabajaría, que me ganaría la vida, lo cual me dio una libertad de la que estoy muy orgulloso.

- Afirma en este blog que «la descoberta d'una onada de l'Opus Dei sobre la vida pastoral de Ciutadella i d'arreu, m'ha obert les ganes de dir que molts de nosaltres hem viscut una altre projecte pastoral». ¿Cuál es este proyecto?

- El proyecto del Concilio Vaticano II. El Concilio fue una reforma y una adaptación de la Iglesia al mundo presente. Una aportación de las corrientes más progresistas de Europa: fue una gracia. Pero con el tiempo le cogió miedo a mucha gente, muchos romanos no veían la necesidad de operar este cambio. Ni que decir tiene que la elección de un papa polaco terminó arrinconando el Concilio, borrándolo eficazmente. El Opus Dei, por ejemplo, siente nostalgia de lo que hacíamos antes, por lo que había antes del Concilio: son restauracioncitas de la Iglesia pre-conciliar. Se ha hecho un trabajo implícito pero eficaz para eliminar gran parte de los avances del Concilio.

- Tal vez pueda elegirse un nuevo papa que retome las reformas conciliares...

- Es muy difícil. Los papas nombran a los obispos y a los cardenales, que son los que se reúnen en el cónclave... Juan Pablo II tuvo muchos años para hacer obispos, por lo que la mayoría tienen el mismo color. Pero lo cierto es que la gente exige una actualización. La gente no va a misa porque no le interesa, porque la oferta de la Iglesia no es atractiva.

- ¿No hay, en nuestra Iglesia, un bloque más reformador o progresista que representa la alternativa frente al Opus Dei?

- Existe. Junto al Evangelio, la Iglesia la forma una comunidad de hermanos que es muy estimulante: su testimonio ejerce un papel sobre las consciencias.

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